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4.5- Argentina. ¿Hay vida después del Coronavirus?


Por Joel Flores



Resumen: A pesar de ser un tema de interés global del que ningún país se encuentra a salvo, el caso de la pandemia denominada Covid-19 plantea a cada pueblo del mundo una situación crítica que es, a la vez, una oportunidad. Como ocurre con toda crisis, de esta se sale fortalecido o bien se perece. Esto último aparece muy nítido en el caso de países que, como es el caso de Argentina, tienen una enorme potencialidad que permite imaginar una sociedad más justa y soberana por sus cuantiosas riquezas naturales y privilegiada posición geográfica. Sin embargo, por razones vinculadas a la dialéctica de Estados y de clases, se mantiene hace 200 años en la subordinación en tanto que Estado y, por ende, en el sometimiento de la clase productora por excelencia: la clase trabajadora. El contexto mundial de pandemia está siendo aprovechado para aplicar una reforma laboral de hecho en el país, mientras que se excluye y aísla pronunciadamente a los sectores de trabajadores que el modelo liberal, vigente en Argentina, desplaza a la marginalidad permanente. Por último, se presentan algunas ideas pragmáticas para el aprovechamiento de esta crisis en favor de la nación argentina y, en particular, de las masas trabajadoras que son, en definitiva, las únicas que pueden sacar a la patria de su situación semi-colonial.


Palabras clave: Covid-19, OMS, soberanía, dialéctica de clases y de estados, insubordinación fundante.






Introducción


La crisis que se abre con la expansión de la pandemia del Covid-19 implica un salto en calidad respecto de las múltiples crisis ocurridas desde la vigencia del sistema capitalista y del sistema-mundo iniciado en los tiempos del descubrimiento de América.


Es la primera crisis en la que, con total seguridad, podemos decir que todos y cada uno de los países del mundo están directamente afectados, con muertos en su haber y un dislocamiento general de sus estructuras sociales.


Ni siquiera en la Segunda Guerra Mundial sucedió algo así, ya que muchos países apenas sí sintieron las consecuencias de aquellas batallas a nivel de sus economías, sistemas productivos, diplomacia, etcétera.


Y es que la globalización ha cumplido su función de poner en contacto permanente, y sin barreras, cada rincón de este mundo. Un escenario ideal para la expansión de un virus que, creado o no, ha dado crédito a las palabras de un Bill Gates, quien dijo: "la próxima guerra se parecería mucho más a un virus que a una bomba atómica". [1]


Pero este desarrollo económico y social, que se produjo durante el esplendor de la globalización, marca el comienzo del fin de ese modelo económico y hasta civilizatorio. Actualmente lo que ha demostrado esta crisis, es la profunda dominación del capital financiero internacional por encima de los Estados nacionales.



I.- Donde manda capitán…


En la mayoría de los países, que no están en condiciones de competir y/o resistir con los Estados poderosos del mundo, las funciones estatales -ejercidas durante siglos por los Estados-nación-, son claramente decididas en centros de poder que presentan una fachada de ser “multilaterales”; pero que, en realidad, tienen una base bien definida en aquellas entidades que centralmente los financian.


Esto está clarísimo si vemos el reporte financiero de un organismo como la OMS, en donde descollan aportes como el de la fundación Bill y Melinda Gates (unos 600 millones de dólares). Gates no necesita mucha presentación: el multimillonario del internet y “filántropo”, hace años que se muestra preocupado por el “exceso poblacional” en el mundo y por curar enfermedades en los países menos desarrollados del mundo. [2]


Además, destaca la fundación Gavi (con participación de Gates también) para las vacunas, la cual aporta más de 200 millones de dólares al presupuesto anual de la OMS. Dicha fundación filantrópica se presenta del siguiente modo en su página oficial: “GAVI Alliance es una asociación público-privada con sede en Ginebra creada con el objetivo de mejorar la salud en los países más pobres del mundo. GAVI reúne a gobiernos de países en desarrollo y gobiernos de países donantes, la Organización Mundial de la Salud, el UNICEF, el Banco Mundial, la industria de vacunas en países tanto industrializados como en desarrollo, organismos técnicos y de investigación, la sociedad civil, la Fundación Bill y Melinda Gates, además de otros filántropos privados.” [3]


Estos son aportes con fines especificados, es decir que estos capitales son los que, realmente, están decidiendo sobre la salud de miles de millones de personas en todo el mundo.

Si además consideramos la quita por parte de EEUU de sus aportes a la OMS; vemos crecer abismalmente la parte con que los “mecenas privados” financian al organismo mundial de la salud.




II. Una reacción, solo aparente.


Actualmente los Estados tienen que cerrarse sobre si mismos (sus fronteras, y actividades comerciales), como respuesta supuestamente natural, al pánico generado y parece que muchas personas están descubriendo la importancia de las herramientas que tiene un Estado para garantizar la vida, la dignidad y el progreso humanos.


El liberalismo agonizante es un signo claro de estos tiempos de crisis, lo cual no significa que sea el sistema capitalista quien se halle en una crisis terminal, sino más bien que estamos ante un salto de calidad de dicho modo de producción.


Ejemplos de ello son la “uberizacion” de parte de la economía o el trabajo a distancia, que permiten mayores niveles de explotación e informalidad en los trabajos. Algo que afecta de lleno en nuestro país, que cada vez ve más desdibujado su pasado de país donde los trabajadores teníamos organización y leyes, que amortiguaban la voracidad capitalista por aumentar la plusvalía.


El capitalismo continúa desarrollando sus fuerzas productivas, y esto en sí mismo no es malo ni bueno. Los marxistas sabemos que todo modo de producción comienza a estar en condiciones de dar paso a uno nuevo, siempre y cuando haya agotado sus capacidades de desarrollo, no antes de eso.


El sistema capitalista debe desarrollar su potencialidad productiva al máximo de sus posibilidades, es una ley histórica que aquellos que dirigen las riendas de China vienen aplicando conscientemente hace algunas décadas con resultados asombrosos. En general, el lejano Oriente se ha transformado en el principal motor de dicho desarrollo de las fuerzas productivas a nivel mundial.


Algunos ejemplos relevantes provienen de ese oriente: países como Corea del Sur, Japón y, sobre todo, China; son una muestra cabal de la necesidad de tener un desarrollo industrial y de efectuar avances en ciencia y tecnología con desarrollo autónomo para poder sobrevivir a los tiempos que se nos vienen en todo el mundo.


De esa manera, con la industria nacional se puede sostener un nivel de empleo acorde a la población, y con cincia y tecnología se logran niveles de productividad que son condición sine qua non hoy para no quedar rezagados económica, tecnológica y culturalmente hablando.


Por el contrario, el ocaso del Occidente se ve reflejado en los datos que presentan países como Francia, Italia o España. Tomando los datos oficiales, en España, con unos 29 mil fallecidos, en Italia 33 mil y en Francia otros 29 mil hasta el momento.


Estos países no solo cuentan sus muertos de a miles, sino que además están viendo comprometerse sus economías, de manera que los terminan de situar como presa fácil del estado norteamericano. [4]


Esto se hace muy patente cuando, desde el mes de marzo último, han desembarcado 30000 soldados norteamericanos en Europa a los fines de realizar ejercicios militares en plena pandemia. Todo un signo de los nuevos tiempos geopolíticos.


Claramente se trata, para nuestro país, de no copiar recetas de países cuyos Estados y sociedades han demostrado no estar a la altura para poder sortear una crisis como la actual, tanto desde el punto de vista social y geopolítico, como desde el punto de vista antropológico.


Desde el punto de vista social, estas sociedades han demostrado caer en la desesperación y el alarmismo. Desde el punto de vista antropológico, la pérdida de referencia espiritual y la alienación de tantos años de consumismo e individualismo, nos demuestra que estas sociedades no poseen sentido ni dirección claras.



III.- Argentina (im)potencia.


En el caso de nuestro país, aún navegamos a dos aguas entre lo que está caducando y lo que está naciendo: si bien hay un discurso oficial de "estado interventor", de supuestamente dar más importancia a la vida que a la economía, como si hubiera vida sin producción. Sabemos que el trabajo es parte esencial, constitutiva, de nuestro ser en el mundo; gracias a esta actividad es que llegamos a ser humanos. [5] (Engels, 1876)


Lo real es que las medidas que se tomaron hasta el momento no salen del marco liberal, con ciertos tintes Keynesianos. Es decir, que un conjunto de medidas ineficaces que apuntarían a estimular la inversión, no es real si no hay capacidad de exportar ni de consumo interno. Los créditos no se otorgan y las inversiones son prácticamente inexistentes.


Ante semejante contexto mundial, en que muchas relaciones (productivas, humanas, sociales, entre estados etc.) están como una moneda en el aire, se necesitan soluciones que partan de la base material concreta existente en cada país y, así también, en Argentina.


Por ello, se puede afirmar que países como Argentina se encuentran ante la posibilidad histórica de subvertir su relación con otros Estados y poderes del mundo, a la vez que esto significaría, lógicamente, transformar las formas de relación social en lo interno y en su base, las relaciones sociales de producción.


Este país se compone de un inmenso territorio relativamente muy deshabitado, bicontinental, bioceánico y con una cantidad de riquezas disponibles desaprovechadas; entre ellas ingentes riquezas disponibles en nuestro mar argentino. Pero nuestros puertos y medios de transporte marítimos están en manos de las multinacionales y el gobierno actual ha profundizado esa vía de entrega de soberanía y capacidad económica. [6]


A decir verdad, sí están siendo aprovechadas estas ingentes riquezas naturales (y no naturales) por parte de quienes, literalmente, roban nuestros recursos de la manera más absurda. Por ejemplo en el mar argentino hay presencia permanente de pesqueros chinos, españoles, coreanos.


La cuarentena está siendo muy bien aprovechada por quienes apetecen las riquezas naturales argentinas: unos 300 buques incursionan dentro de las 200 millas de exclusión argentinas, ante la impávida acción del Estado. ¿Sera que el coronavirus impide hacer valer nuestra soberanía sobre el mar? [7]


Un producto “estrella” de la Argentina desde la década (menemista) de los 90, y en el siglo XXI, como lo es la soja, es controlado casi absolutamente por empresas como Cargill y COFCO. Esta última, controla los insumos, prefigura la oferta, organiza la demanda, monopoliza la comercialización, tiene los puertos, el transporte, factura como quiere y evade, descargando además, las retenciones al productor. Es necesario aclarar que, ni aún ante la emergencia de la pandemia se han afectado estos intereses; ni mucho menos, se llegó a discutir el tema del impuesto a las grandes fortunas.


COFCO es la respuesta de China a Cargill, el gigante estadounidense de grano y carne. La empresa asiática fue, en sus orígenes, el brazo de Pekín para importar alimentos básicos cuando el país era pobre y estaba aislado.


Pero el país de origen de COFCO, la República Popular China, que estaba relativamente pobre y aislado, salió de esa condición (básicamente) haciendo un uso inteligente de sus propias fuerzas y de la inversión extranjera. Obviamente que también planificó y planifica su economía pensando siempre en convertirse en un competidor mundial y en dar empleo a toda su enorme población. De esa manera, y por ser un país-civilización, es que alcanzó un nuevo umbral de poder mundial este país de 1400 millones de habitantes.


Así como sucedió en China, se necesita romper con los patrones ideológicos que imponen los centros de poder. Patrones ideológicos según los cuales, si no seguimos el camino que nos indican los europeos o los norteamericanos, estaríamos condenados al fracaso.


Hay que mencionar que, de todos los países que llegaron en una segunda o tercera instancia a desarrollarse (caso Alemania, EE.UU, Japón, más adelante China etc.) todos ellos lo hicieron luego de desobedecer las indicaciones liberales que se les daba.


Además de la desobediencia ideológica, se necesita el impulso Estatal, considerado en términos de las políticas de autonomía y emancipación desde el centro de las decisiones de los Estados subordinados, los cuales deben fortalecerse y constituirse en los ejes de la estrategia de ruptura.

Pero todo ello requiere lo que, en palabras de Marcelo Gullo, podemos denominar un proceso de “insubordinación fundante” [8] (Gullo, 2015). Lo cual, a su vez, implica una subversión de los marcos ideológicos impuestos en nuestro país desde hace décadas. Lamentablemente no es esto lo que está sucediendo en lo que va de esta crisis, que sobrevino durante los primeros meses del mandato presidencial de Alberto Fernández.


En el caso de nuestro país, aún navegamos a dos aguas entre lo que está caducando y lo que está naciendo: si bien hay un discurso oficial de "Estado interventor" -de supuestamente dar más importancia a la vida que a la economía (como si hubiera vida sin producción)- lo real es que las medidas que se tomaron hasta el momento no salen del marco liberal con ciertos tintes Keynesianos.


De hecho, se están perdiendo miles de puestos laborales y efectuando una "reforma laboral" sin debate parlamentario y sin disparar una sola bala de goma, por las protestas que no existen ya que las mayorías están recluidas.


Podemos citar el emblemático caso de Techint, donde 1450 trabajadores pierden su fuente laboral, y donde la intervención Estatal fue que Fernández tratara de “hermano” a Paolo Rocca y que se consiguiera una mejora en la indemnización por despido.


Hay que aclarar que este tipo de trabajadores son los principales generadores de “changas” para miles de personas excluidas del trabajo formal. Servicio doméstico, plomería, jardinería y un sinnúmero de pequeños comercios familiares dependen de la existencia del trabajo formal y de la capacidad de consumo de estos trabajadores que hoy son pasivos de este proceso de reforma laboral de hecho.


La mayor intervención del Estado argentino ha pasado por ayudar a los “pobres” empresarios como Paolo Rocca y Magneto a pagar los salarios de sus trabajadores con dineros surgidos de la ANSES (Administración Nacional de Seguridad Social), en un claro traspaso de dineros que corresponden a sectores laborales hacia los empresarios más importantes del país.


Empresas como Vicentin, Techint, Ledesma y Clarín accedieron al beneficio del programa ATP (Ayuda para el Trabajo y la Producción), el cual debería ser calificado como ayuda para explotadores y esclavistas.


Esto último, lo decimos por las características de los actores empresariales mencionados, a los que se le suma la siguiente perla: accedió al programa ATP la empresa Cheeky, cuya propiedad es de la ex primera dama, esposa de Mauricio Macri, harto denunciada por explotación infantil en el trabajo.


El decreto 376/20 otorgó al ANSES la responsabilidad de acreditar el salario del trabajador, mientras estas mismas empresas avanzan en flexibilizar sus condiciones laborales, suspendiendo y despidiendo gente de su propio plantel


Mientras esta reforma laboral de hecho se está produciendo, los gremios peronistas hacen la vista gorda y se reúnen en video conferencia con miembros del FMI.


Como una ironía histórica, los “trabajadores” representantes de la C.G.T Confederación General de los Trabajadores, solo atinan hablar de un plan de viviendas para cuando pase la cuarentena y de la prohibición oficial de despidos injustificados (incumplida olímpicamente por los empresarios), pero nada dicen de los millones de trabajadores y sus familias sin un ingreso mensual ni trabajo en condiciones dignas. [9]


En Argentina, alrededor del 60% del trabajo es informal, lo cual implica que esta cuarentena absoluta deja sin ingresos (o los disminuye brutalmente) a la mayoría de los trabajadores y sus familias. Hay que señalar que la mayor parte de estas familias viven en barrios precarios, en malas condiciones habitacionales y peores condiciones para solicitar un trabajo a una empresa por el solo hecho de vivir donde viven, en donde no resulta sencillo reinsertarse en el mundo laboral.


Se puede rescatar que la medida de la cuarentena del día 20 de marzo (tomada tardíamente) fue positiva en las ciudades con más casos del virus, pero no así en más del 90 % del territorio nacional, donde es contraproducente. Para esa fecha había sólo 97 casos con solo 3 muertes.

El error supremo fue instalar una cuarentena en todo el país con tan pocos casos concentrados en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), GBA (Gran Buenos Aires) y algunas localidades de la provincia de Chaco.


Se extiende una medida de cuarentena tomada mucho antes del inicio del ciclo invernal. De esa manera, no se evita el crecimiento en el número de contagios (a fines de mayo comenzaron a crecer exponencialmente con la llegada del frío hasta llegar a contabilizar unas 500 muertes a fin de este mes), pero si se llegó a empobrecer más al país y, especialmente, a los sectores trabajadores sin inserción laboral legal.


Una medida de cuarentena tomada bajo los parámetros de la OMS y extendida tanto en el tiempo, hace pensar en que sea la peor cuarentena del mundo. El resultado es que, inevitablemente, cuando se levanten las restricciones los contagios van a aumentar. Por tanto, tendremos contagios (inevitable) y un país empobrecido, un pueblo más en los márgenes del sistema productivo y una nación entregada a los mandatos de los organismos financieros internacionales.


La medida drástica y copiada de lo que decidieron gobiernos en otras latitudes fue toda una “zoncera” en términos de Arturo Jauretche [10] (Jauretche , 1968). Querer hacer un calco de lo que se hace en Europa, cuando las condiciones de nuestro país son muy diferentes, revela la incapacidad de nuestros gobernantes de pensar y activar medidas creativas adecuadas a la situación particular en nuestro país.


Paralizar el país entero (casi 4 millones de km2 y 45 millones de habitantes) implicó la necesidad de aumentar las "ayudas" o subsidios a una población siempre en creciente proceso de exclusión (al menos desde el golpe de Estado de 1976) del sistema productivo nacional, el cual viene arrastrando una incapacidad productiva de décadas.


Pasados más de dos meses, de un total de diez millones de personas que solicitaron el ingreso familiar de emergencia (IFE), solo recibieron una sola cuota unos seis millones. Esta ayuda consiste en 10 mil pesos, cuando la canasta familiar se ubica en 60 mil pesos. Estamos hablando de que el 60% cobró un solo ingreso de diez mil pesos en dos meses de cuarentena. Esto solo puede dar lugar a un “sálvese quien pueda” con discurso de preocupación por los pobres.


La realidad es que al gobierno argentino le preocupa “guetizar” los barrios carenciados o “villas miseria”, los cuales son habitados por 5 millones de personas, creando ciudadanos de segunda, sin derecho a salir de sus barrios a trabajar o a buscar el trabajo que tanto escasea desde hace décadas. [11] [12]


Esto hace que el país profundice su caída junto al liberalismo, ya que sigue entrampado en la lógica de la baja en la productividad -subsidios a los pobres- préstamos de la banca financiera internacional.



IV.- ¿Y ahora que?


Como toda crisis trae oportunidades, una política nacionalista debía (al 20/3) aislar las 3 zonas donde había menos de 100 contagiados en total y, a su vez, imprimirle la mayor fuerza a la producción interna (privada y pública) sin temor alguno a avanzar sobre aquellos empresarios que especulan con los precios y el hambre de los argentinos.


Se tomó la desacertada decisión de imponer una cuarentena generalizada; la etapa más dura no era al inicio de decretada la cuarentena, sino entrado el frío invernal, cuando había que extremar los cuidados frente a un posible rebrote que afectaría por sobre todo a los más vulnerables -la villa 31, la 11/14, y otros barrios pobres del Gran Buenos Aires nos advierten un escenario-, erróneamente se va flexibilizando la cuarentena, porque lo cierto es que no hay viabilidad en que el pueblo se guarde en su casa cuando no tiene con que sostenerse en el día a día.


En vez de transitar la senda de aumento de productividad y autonomía, se tomó más deuda del FMI, esta vez por 300 millones de dólares, cosa que es imposible de pagar para un país que no cesa de perder terreno en la producción a nivel global.


Se podrían transformar distintos ámbitos productivos que hoy están paralizados como fábricas o laboratorios y poner a producir textiles, guantes, barbijos, máscaras, etc. Primero para la defensa nacional y, en caso de que sobre, para exportar.


Cobrar conciencia de que la cuestión financiera que nos abrumó no es prioritaria, que se deben apuntar a desarrollar tecnologías de vanguardia, priorizar el mercado interno y sobre todo entender de una vez que no se puede seguir con política de promoción de empleos como hasta ahora porque el cambio productivo que resulte de esta crisis, produce una destrucción imparable, no de los bienes y servicios ofrecidos sino de los empleos necesarios para ello.

La centralidad debe pasar por discutir que estamos en una Nación donde todos somos parte y los beneficios en el futuro no vendrán más por el trabajo individual sino por la producción colectiva altamente desarrollada. Es la histórica contradicción del sistema capitalista entre producción colectiva y apropiación individual.



Notas y links:

[1] https://www.youtube.com/watch?v=Ej0ePBFgl2I [2] https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2020/05/05/bill-gates-estas-son-las-innovaciones-que-necesitamos-para-reabrir-la-economia/ [3] https://www.gavi.org/our-alliance/about [4] https://www.voltairenet.org/article209468.html [5] El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, Engels, F; 1876. [6] http://www.laprensa.com.ar/489285-La-importancia-de-los-recursos-maritimos.note.aspx [7] https://www.infobae.com/economia/2020/05/16/depredacion-icticola-la-historia-sin-fin-de-la-pesca-ilegal-de-buques-extranjeros-en-el-mar-argentino/ [8] La insubordinación fundante, Marcelo Gullo, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2015. [9] https://www.lanacion.com.ar/politica/el-gobierno-cgt-dieron-primer-paso-plan-nid2370902 [10] Manual de zonceras argentinas, Arturo Jauretche, Peña Lillo editor, Bs AS, 1968. [11] https://www.pagina12.com.ar/253952-coronavirus-y-pobreza-el-plan-del-gobierno-para-los-sectores [12] https://www.youtube.com/watch?v=r46Tj_2fIss


Bibliografía:

  • Egido, José Antonio. El pájaro en la jaula. Cierzo Rojo, 2015.

  • Stalin, José. El marxismo y la cuestión nacional, 1913.

  • Marx, Karl. Contribución a la crítica de la economía política, 1857.


Sobre el autor:

Joel Flores es profesor de Historia en Buenos Aires, Argentina.

Joelbulshufi@gmail.com

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