Por Martín Licata (1991-2018)
¿Alguien sabe lo que significa «janzargari»?
Es una palabra persa, me la enseño un compañero iraní hace poco. Se la usa para referirse a maniobras sociales, donde dos socios fingen una disputa para generar una reacción que los beneficie.
Se aplica al comercio. Por ejemplo, cuando en las caravanas de comerciantes de la antigüedad, dos vendedores se confabulaban para aumentar sus ganancias. Se instalaba cada uno en una punta del zoco (mercado árabe al aire libre) y difundían la sensación de estar compitiendo entre ellos, cuando en realidad eran socios. Los clientes iban de una a otra negociación; en sus mentes creían tener el mejor trato, y muchas veces se iban felices, cuando en realidad estaba todo arreglado y eran desplumados con una sonrisa en la cara.
Resumiendo; la tesis es desafiada por una antítesis, y después de la lucha triunfal de las ideas nuevas sobre las viejas, la síntesis es, en teoría, siempre mejor para toda la sociedad. Esto es verdad únicamente si el proceso no está arreglado.
Las personas pueden ir al mercado (o «zoco») y elegir la mejor oferta, pero si el negocio está arreglado, será la sociedad la que se perjudique y un grupo el que se beneficie. Con esto quiero decir que el mercado de las ideologías también puede estar arreglado, como en un «janzargari». Si los mismos que poseen la tesis, también poseen la antítesis, es evidente que controlan la síntesis. Los progres, la ultra-derecha, son todas distracciones: los únicos que ganan son los que controlan la dialéctica y el discurso.
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