por Vanguardia Argentina
Resumen: El camarada Julián Centella, militante orgánico de Vanguardia Argentina, nos comparte uno de los primeros textos de Vanguardia Comunista a propósito del revisionismo en el Partido Comunista de Codovilla durante el cisma del movimiento comunista internacional en los años 60.
Palabras clave: Vanguardia Argentina, Vanguardia Comunista, Victorio Codovila, revisionismo, comunismo.
Vanguardia Comunista, fundado en 1965, fue el primer partido antirrevisionista de la Argentina, adoptó el maoísmo plenamente en sus inicios pero que, con el correr de su desarrollo político, abandonan dicha caracterización de sí mismos por entender como impracticables algunas tesis del camarada Mao Tse Tung a la realidad concreta argentina, aun así, reivindicando fuertemente a Mao, a la China popular y a la Albania socialista, llegando a mantener relaciones con ambos países y sus máximos dirigentes. Antes de su fundación definitiva (y bajo el nombre de PSAV) el 15 de mayo de 1964, confeccionaron una denuncia al Revisionismo internacional y al argentino en particular, encarnado en el PCA y sus dirigentes.
Este texto, para nosotros, está más vigente que nunca y calza justo tanto al mismo PCA de hoy en día como a los miles de grupúsculos y organizaciones autoproclamadas marxistas leninistas, pero que tanto en práctica como en teoría son puro folclorismo marxista, movimentismo ciego y liberalismo posmodernista, por tanto, inútiles, marginales, vanos e ineficaces tanto para la lucha ideológica como para organizar y nuclear a los trabajadores en su conjunto.
Recomendamos este texto a todos aquellos que se orienten al Comunismo con el fin de aprender y transformar su entorno, para que no caigan en los mismos errores que aquí nuestros camaradas denuncian. Las palabras de Vanguardia Comunista y los camaradas reflejan plenamente las nuestras.
1. La epidemia del revisionismo
Desde nuestra constitución como Partido y en virtud de las publicaciones contenidas en “No Transar”, hemos suscitado distintas y encontradas críticas que ponían al descubierto la naturaleza de nuestros contendores. Así fue como, en oportunidad de nuestra participación en el II Congreso Latinoamericano de Juventudes, los que ahora se denominan Partido de la Vanguardia Popular, iluminados por la singular perspicacia política que guía sus pasos, denunciaron nuestra condición de colateral al Partido Comunista. Así también, el Partido Socialista de la Izquierda Nacional, ducho en el terreno de la provocación aún en sus formas literarias, asimilaba nuestros análisis históricos a una síntesis de Codovilla y Juan B. Justo, evitando cuidadosamente contestar nuestras afirmaciones concretas en materia de historia argentina. Estas dos versiones del populismo, salían al encuentro de nuestro intento de fundar la teoría y la práctica del marxismo en nuestro país, en la experiencia y en la ideología del movimiento comunista internacional. Y confundían este intento —al que han sido, son y seguirán siendo ajenos— con la proclividad hacia el Partido de Codovilla.
2. Crítica de la mentira
Pero la dirección del Partido Comunista —que sabe de qué se trata— en la edición de “Nuestra Palabra” del 28 de abril próximo pasado, contesta la lucha ideológica que libra nuestro Partido junto a la izquierda argentina, contra los revisionistas del marxismo.
Reproduciremos párrafos del artículo de “Nuestra palabra”, seguidos de párrafos de “No transar” a los que pretende contestar para investigar luego la razón y el origen de la falsedad.
Dice “Nuestra Palabra” refiriéndose a nuestro periódico:
“… niega que haya diferencias en el seno de las clases dominantes, como no las hay, declara, entre Kennedy y el Pentágono (de modo que fue seguramente el Espíritu Santo el que hizo asesinar a Kennedy), niega igualmente que los diversos sectores imperialistas, enfoquen de manera diversa la cuestión de la guerra y etc, etc, etc.
Decíamos en el N° 25 de “No transar”:
“La justa utilización táctica por los partidos obreros, de las contradicciones interburguesas e interimperialistas —vigentes en el marco nacional e internacional— debe estar sometida a una estrategia global, dinamizada por un objetivo central: derrotar al Imperialismo”
Así son falsas todas y cada una de las afirmaciones contenidas en “Nuestra Palabra” sobre nuestra prensa. Y es el caso entonces de preguntarnos, cuál es la razón por la cuál la dirección del Partido Comunista recurre a este método para resolver las diferencias en el seno de la izquierda. Cuando los problemas teóricos que son necesarios resolver, porque hacen al desarrollo de la revolución argentina y la marcha del Socialismo en el mundo, se esconcen con la mentira, es porque se tiene conciencia de que resulta ilevantable la acusación de haber traicionado al marxismo. Así, cuando los revisionistas contemporáneos acusan al Partido Comunista Chino de trotskista, y resumen su posición diciendo que “los chinos quieren la guerra”, están aceptando las acusaciones que nutren a la lucha contra el Revisionismo.
Y estas cuestiones se ligan, porque “Nuestra Palabra” dice refiriéndose a los que llama “la sarna de la fraseología revolucionaria”, que: “Esa enfermedad la tienen los dirigentes chinos, pero no solamente ellos”. En efecto, el marxismo —que de eso se trata— naufraga hoy ni ha naufragado nunca en la soledad, afortunadamente para nosotros, e infortunadamente para los que escriben “Nuestra Palabra”. Y esto es cierto, aunque haya surgido no una enfermedad sino una verdadera epidemia, de la que son víctimas los modernos renegados del marxismo.
Recurre en vano “Nuestra Palabra” a las grandes tradiciones del pensamiento leninista. Esas tradiciones son nuestras. Reivindicamos como nuestra la herencia del pensamiento leninista que marcó el camino de la revolución fustigando a un tiempo, el desviacionismo de derecha y el de izquierda. Las críticas al infantilismo de izquierda no nos alcanzan, ni alcanzan al Partido Comunista Chino, ni sirven tampoco para ocultar la lacra del oportunismo de derecha.
La expresión “clases dominantes”, es una expresión que tiene nuestra paternidad, y que ustedes toman. Pues bien, la misma está diciendo claramente, y lo dicen expresamente nuestros artículos, que existen distintas clases, con intereses distintos y contradictorios. De dónde sale entonces la afirmación de que para nosotros “no hay diferencias en el seno de las clases dominantes”. Así son todas y cada una de las afirmaciones de “Nuestra Palabra” sobre nuestra prensa. Lo que “Nuestra Palabra” quiere decir, y que no se atreve porque se pondría al descubierto, es que nosotros negamos que las diferencias existentes sean esenciales, y permitan, a través de un gobierno de la burguesía realizar una política popular y antiimperialista. Empeño en el que, como todos saben, consume eternamente sus energías la dirección del Partido Comunista.
Tampoco negamos la existencia de diferencias en el seno del imperialismo. Lo que sí negamos, es que esas diferencias permitan fundar la lucha por el socialismo y en defensa de la paz mundial, en un acuerdo con Kennedy. En la argumentación citada, “Nuestra Palabra” desciende hasta el pensamiento de Juan José Real, que coincide con los revisionistas en afirmar la existencia de diferencias esenciales —y no accesorias como sostenemos nosotros— en el campo capitalista. En el primer número de su revista teórica del frigerismo, Real pregunta en la frase que inspiró a “Nuestra Palabra”: “Porque si Kennedy era expresión de la naturaleza del imperialismo, ¿quién armó el brazo asesino?”
3. Lenin y las ama de casa
La crítica de “Nuestra Palabra” a nuestra posición sobre la cuestión brasileña, es igualmente arbitraria. Y pretende esquivar la cuestión fundamental planteada por nosotros, acerca de la naturaleza de la revolución brasileña, en esta etapa, el papel conductor del proletariado en su desarrollo, la imposibilidad de realizar el proceso de liberación nacional del imperialismo en los marcos del capitalismo, y la imposibilidad de triunfar sobre el imperialismo mediante una política de presiones sobre la burguesía. Y esto ha sido confirmado para todos los que no están cegados por el revisionismo, por el establecimiento de la dictadura militar en Brasil, impuesta por el Departamento de Estado yanqui.
La explicación de esta derrota por “Nuestra Palabra” no podía ser más pequeña e intrascendente. Para el órgano oficial del Partido Comunista, la derrota no cuestiona la validez de una estrategia, sino que afecta simplemente a detalles de su aplicación. La derrota de la clase obrera brasileña se debería a que “el Frente Popular se constituyó tarde (el 23 de marzo)”. Con este mismo rigor teórico, nos explican que el fracaso de l gobierno de Frondizi —al que apoyaron— se debió a la insuficiente unidad de las fuerzas populares. Y con la misma lucidez de enanos, incapaces de pasar de lo particular a lo general, nos explicarán mañana el fracaso del gobierno de Illia al que apoyan actualmente.
Para “Nuestra Palabra”, la experiencia brasileña no ratifica una vez más la imposibilidad del tránsito pacífico hacia el socialismo. Para nosotros, esto sería cierto, repitiendo a “Nuestra Palabra”, en el “caso de que la realidad social y política de Brasil sea irreal”. Lo que ha negado la experiencia brasileña y la experiencia del proletariado mundial, es la imposibilidad de enunciar con el carácter de ley general la posibilidad del tránsito pacífico al socialismo. Y en vano recurrirá “Nuestra Palabra” a citas de Lenin, para justificar esta verdadera negación del marxismo. Lo que nosotros cuestionamos, no es la utilización por la clase obrera de los medios legales e ilegales, pacíficos y no pacíficos, en la lucha por el Poder. Lo que sí cuestionamos, es la pretensión de “Nuestra Palabra” y del revisionismo moderno, de sostener la existencia de la vía pacífica y de la vía armada, como dos vías generales e igualmente válidas de acceso al Poder. Lenin se refirió al desarrollo pacífico de la revolución, en el artículo de 1917 que cita “Nuestra Palabra”, como “posibilidad extraordinariamente rara en la historia”, en párrafo del mismo artículo que “Nuestra Palabra” no cita. Y si no hubiera sido efectivamente así, al Partido de Lenin en octubre de 1917, le hubiera ocurrido lo que al Partido de Prestes en abril de 1964. Y mientras Lenin enunciaba esta posibilidad extraordinaria, realizó desde febrero hasta octubre de 1917, la tarea de toda su vida: entender la insurrección como un arte, preparar a su Partido y a la clase obrera para la lucha armada y denunciar a los que ofrecían al proletariado la ilusión del acceso pacífico al Poder.
Si Lenin hubiera confiado en el transito pacífico al socialismo, hubiera tenido el destino de los que explicarán mañana porque la presión de las amas de casa resultó insuficiente frente al gobierno de Illia y el poder del ejercito de ocupación más formidable de América latina. Pero Lenin no hacia radicar la forma de la lucha de la clase obrera por el Poder, en la presión de las amas de casa. Los que formulan esta política tendrán un destino. Y Lenin tuvo otro, glorioso.
Nosotros lamentamos que los fundadores del destacamento argentino de la tercera internacional, se propongan introducir al proletariado —ante su empecinada resistencia— en la “brecha democrática abierta por el gobierno de Illia”. Nos duele de veras, que los que surgieron en nuestro país para defender la que José Stalin llamó la brecha abierta por la revolución rusa, quieran pasar hoy arrastrándose a través de esta brecha miserable. Y nos duele también el sacrificio cotidiano de tantos militantes heroicos y abnegados, conducidos por una dirección ciega, de derrota en derrota.
4. Palacios y la clase obrera
En estos días se realizó un acto homenaje a un anciano servidor del privilegio argentino. El embajador de los fusiladores fue honrado como parlamentario del fraude. Las clases dominantes, prepara ya el futuro monumento. La dirección del Partido Comunista contribuye a forjar el pedestal, y añadió sus homenajes a los homenajes con los que el privilegio rodea y rodeó siempre a Alfredo Palacios.
Nosotros, simplemente, advertimos un hecho que ocurrirá inexorablemente. A ustedes —responsables de la dirección del Partido Comunista— en tanto contribuyeron a levantarlo, alcanzará la ira del proletariado en el Poder, que derrumbará ese monumento.
En el curso del artículo de “Nuestra Palabra”, ustedes se refieren en forma constante al “equipo editor de No Transar”, omitiendo deliberadamente la referencia al Partido Socialista Argentino de Vanguardia. La intención pretende ser injuriosa, y quiere aludir a nuestra debilidad organizativa. Lo que ustedes no saben —o saben demasiado bien— es que nuestra debilidad es apenas la perspectiva de nuestra fortaleza. Porque nuestra fortaleza está en el marxismo y en el proletariado. La fortaleza no consiste cómoda posesión de un aparato confortable. La izquierda argentina y la clase obrera, carecen hoy de un aparato revolucionario, y es su misión construirlo. Esa ausencia, sintetiza la debilidad de la izquierda y de la clase, en este momento histórico.
Ustedes, la dirección del Partido Comunista, carecen de esa debilidad, no porque sean fuertes, sino porque están muertos.
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